2008
MARTES, 16 DE DICIEMBRE
Llegamos en la tarde a Moscú, para celebrar
los 15 años de Natalí, con una confusión. Pensamos que el aeropuerto de
aterrizaje era el Shremetievo, pero resultó ser el Domodiedovo (La casa del
abuelo). Por eso nadie nos estaba esperando. Al rato viene por nosotros Alexei,
el esposo de Valia, una de la hijas de Serguei, hermano de Natalia. Los
termómetros marcan diez grados bajo cero. En la casa el banquete está servido.
Las bienvenidas y las despedidas son motivos fundamentales de celebración para
los rusos. Hasta tiene un chiste para ilustrar su cultura etílica: un hombre no encuentra una
razón para beber, cuando de pronto observa una cucaracha y se le ocurre una
idea brillante. Amarra el insecto con un hilo. Lo deja ir, se echa un trago y
le dice “hasta la vista”. Luego recoge el hilo y se echa otro trago para darle
la bienvenida. Nos ofrecen vobla, pescado de mar seco, que se pasa con cerveza,
y es considerado una delicia; salmón, esturión y diez tipos distintos de
ensaladas. La conversación, luego de los saludos correspondientes, gira sobre
todos los temas hasta llegar al lógico: el de la política. Ahora Rusia tiene a
Pútin de Primer Ministro, y a Medvediev
de Presidente. ¿Quièn manda?. Serguei tiene una anécdota para cada situación, y en la siguiente demuestra
que Pútin sigue siendo el jefe: Pútin le regala a Medviedev un carro. Medviedev
se sienta en el automóvil y nota que no tiene volante. Inmediatamente le
pregunta a Pútin por la ausencia de esa pieza importante para conducir. El
Primer Ministro le contesta: no te preocupes, está en buenas manos.
Ahora hablamos de socialismo. Alexei dice
tener un mal recuerdo: cuando tenía trece años desapareció la leche de los
estantes de las tiendas. Serguei lo reprende. Eso es una pequeñez, dice, lo
insoportable del socialismo era que casi no había vodka.
MIERCOLES, 17 DE DICIEMBRE.
8
grados bajo cero.
Hace 18 años no veía y sentía la nieve. Salgo
a pasear con Natalí y la perra de Alexei, Kalista. Natalí por primera vez pisa
la nieve y está más contenta que nuestra acompañante perruna. Pero en apenas
cinco minutos sus carrillos se ponen
rojos del frío. La nieve apenas cubre el suelo, pero está seca y muy dura. Las
palomas y las cornejas atraviesan el bosque. También yo siento frío en la cara. El cambio de horario me afecta
mucho y tengo sueño. Ya en casa, Natalia prepara unas arepas y los rusos dicen
que son sabrosas. Son las tres de la tarde y ya todo está oscuro, muy oscuro y
silencioso. Veo la televisión. Un programa musical tiene un nombre curioso: Sólo
lala y nada de blablablá. Pasan la película 17 instantes de una primavera, la cual vi en mis
tiempos de estudiante El héroe, Stirlez, es un ruso que se hace pasar por
alemán durante la segunda guerra mundial y como espía mantiene informado al
comando soviético. Stirlez dice que los fanáticos pueden triunfar pero no
pueden defender y mantener su victoria por mucho tiempo, por la vacuidad de su
causa. En otro programa, un profesor recuerda y explica lo que era el
socialismo. Hay un canal sólo de cultura con entrevistas, exposiciones
pictóricas, teatro y música clásica. Ahora veo una velada de chistes. Un cómico
dice : yo pensaba que Carlos Marx y
Federico Engels eran marido y mujer, pero
ahora sé que eran cuatro personas. En otra época ese cómico hubiese terminado
en el banquillo de los acusados. Llaman y preguntan sobre la poca nieve.
Explican que es un fenómeno que a veces se repite, pero que habrá nieve
abundante. Para los rusos el invierno es alegría, y esa alegría la dan las
nevadas. En la noche conversamos. Los rusos dicen que mientras haya comestibles
de todas las marcas en los supermercados, los comunistas no volverán al poder.
Serguei recuerda que la transición del socialismo al capitalismo fue difícil,
particularmente para su familia, porque escaseaba todo. Por las mañanas, dice,
se iba al bosque a recoger hongos.
Izvestia publica una entrevista de Lev
Walesa, ex presidente de Polonia y el líder del movimiento que derrotó al
totalitarismo en su país. Afirma que lo critican los demagogos y populistas ,
pero que no les teme porque ya venció a la poderosa maquinaria soviética, y sus
enemigos y detractores de ahora son unos enanos en comparación.
JUEVES, 18 DE DICIEMBRE .
7
grados bajo cero.
Son las siete de la mañana y todo está
oscuro. Serguei se echa un trago de ron venezolano, antes de marcharse al
trabajo, de una botella que le obsequié. Se empina el frasco y luego dice:
beber es dañino, fumar también, pero es una lástima morirse sano. Además-
remata- le llevo una ventaja a mis compañeros que se echaran la primera copa
cuando lleguen al trabajo.
Sobre los carros hay una capa de nieve fina.
Ayer cometí una imprudencia al salir sin una vestimenta adecuada, y hoy pago
las consecuencias: tengo algunas quemaduras en las piernas por el frío. Me entregan
un abrigo que me prestó Valentín, el padre de Lida. Lo envió desde Siberia
donde vive. Es un viejo marino bielorruso con muchas historias interesantes
sobre sus viajes de puerto en puerto. Una noche completa, hace años, lo
escuchamos mientras fumábamos pipa y
vaciábamos varias botellas de vodka. Los
cuervos cruzan el bosque de un lado a otro. En tv hay un concurso sobre el
personaje que más identifica a Rusia: Pushkin, Alexander II, Lénin, etc. Los
televidentes votan todos los días. Por radio dicen palabras que antes eran
consideradas obscenas. Ayer me negué a beber vodka. Pero hoy nos echamos unos
tragos. Lida dice que estos son los momentos cuando uno debe alegrarse por el
reencuentro, como en el campo después de haber enterrado una suegra que rompen
hasta dos acordeones de tanto tocar y
cantar. Es un refrán ruso para expresar contento. La temperatura llega hasta 9
grados bajo cero.
VIERNES, 19 DE DICIEMBRE .
Son las dos de la madrugada y no puedo
conciliar el sueño. No me acostumbro todavía al cambio de horario.
Durante el socialismo se repetía todos los
días que las repúblicas que conformaban la URSS estaban unidas por una
hermandad monolítica. Hoy cada una arrima la brasa para su sardina. En muchos
países, como Lituania, el idioma ruso fue prohibido .Los nacionales de
Uzbekistán prefieren huir de la miseria de su pueblo y vivir en Moscú en algún
sótano; pero los rusos los consideran ladrones y violadores.
Ahora las acontecimientos se hacen públicos,
(en el socialismo los hechos considerados negativos no se daban a conocer) En Nobosibirk, en Siberia, se
roban los pinos en el bosque para venderlos como arbolitos de navidad. Las
autoridades decidieron rociar los árboles con una sustancia nauseabunda. En
Kazan, antigua república de los tártaros a orillas del Volga ,le disparan a los
buses.
Vamos
al Museo Politécnico donde se exponen los adelantos científicos del país. Fue
fundado en 1872. Aquí hicieron sus intervenciones científicos como Séchenov (
predecesor de Pavlov en materia sobre los reflejos), quien fue acusado después
de publicar su libro Los reflejos del cerebro. Cuando le
sugirieron que contratara un abogado para su defensa, dijo que sólo necesitaba
una rana para hacer sus experimentos delante del juez. También hizo sus
demostraciones Timiriazev, uno de los primeros en defender el darwinismo e
investigar la fotosíntesis. El museo tiene 170 mil objetos relacionados con la
ciencia. Aquí están la primera bomba atómica rusa; una colección de más de mil
microscopios, incluyendo originales de los primeros ejemplares que se
fabricaron en el mundo; y un radio gigantesco que le regalaron unos obreros al padrecito Stalin.
De regreso pasamos por el monumento dedicado a
Cirilo, el inventor del alfabeto que lleva su nombre, nos detenemos en la Academia de Medicina de
Rusia y seguimos hacia la
Plaza Roja. Allí compro una chapka de conejo, o gorro ,que me
protege más del frío.
El periódico Izvestia publica una foto del
presidente Nicaragüense con un comentario sobre “el camarada Ortega”. Todo un teatro
de hipocresía, porque esa palabra ,“tavarish”, desapareció del vocabulario ruso
con la caída del socialismo. Ahora todos somos ciudadanos, señores, su señoría,
etc.
En la noche hay fiesta en la cocina. Natalia y
Natalí comen de todo: arenques, pelmini o
ravioles rusos con crema de leche y otras delicateses inexistentes en
Venezuela. Natalí bebe el jugo de guindas por litros. Por supuesto, no faltó la
vodka.
SÁBADO, 20 DE DICIEMBRE.
8
grados bajo cero.
Me despierto a las 5 de la mañana. Leo hasta
las 7. Hay una oscuridad total. Prendo la tv. Empiezan a vender pinos como
arbolitos de navidad. En Duchka, un pueblito de la región de Magadán en la Siberia Oriental , cae una nevada tan fuerte que los habitantes
cargan una pala para apartar la nieve.
En la tarde vamos al bosque. El viento sopla en ráfagas muy frías y golpea en
la cara. En el Victoria, una tienda nueva cerca donde vivimos, ya han colocado un gran árbol navideño. A su vera hierve un
samovar y reparten té caliente. Leo que en la Rusia capitalista hay más suicidios que en la
socialista. Zadornov, un humoristas muy serio, dice que antes había más
felicidad a pesar de las dificultades. Ahora todo es más fácil y hay menos filosofía.
En el periódico Sovietskaia Rosía, los
comunistas invitan a sus diputados para mañana al Kremlin. Colocarán coronas y
flores en la tumba de Stalin con motivo del 129 aniversario de su nacimiento.
El periódico también publica una gran foto del dictador, comentarios con
elogios y hasta un poema llamado El nombre de Rusia es Lénin, el nombre de
Rusia es Stalin.
DOMINGO, 21 DE DICIEMBRE.
10
grados bajo cero.
Amanecen montones de nieve como islas
entre los árboles escarchados. Alguno que otro pájaro vuela por las ramas
desnudas de los mismos. Salimos y nos detenemos para ver la venta de arbolitos.
Nos dirigimos al museo de Mijael Lermantov, el poeta ruso más importantes
después de Pushkin. En mis tiempos de estudiante me correspondió, en la clase
de literatura rusa, analizar su novela El héroe de nuestro tiempo.
La casa, construida de madera luego que Napoleón incendiara Moscú en 1812, está
cuidada por cinco viejitas. Todas con formación académica. Una de ellas nos
guía por las salas y nos da explicaciones. Comento que me parece pobre la vida
cultural de ahora. Ella contesta: no es pobre, es peor, no hay ninguna vida
cultural como antes. Aquí vivió Lermantov entre 1829 y 1832 y escribió más de
200 poemas. Aquí estudió filosofía, música, pintura y jugó ajedrez con los
amigos. Un retrato del poeta ,que lo muestra niño y en estilo romano, cuelga de
una pared. Un estante contiene los libros preferidos del bardo. La guía dice :
“Lermantov era un genio. A los 18 años ya había escrito casi 300 poemas y 3
obras de teatro. Salimos, Leo uno de los primeros versos de Lermantov : “no le temo a la muerte/ temo a la
desaparición total”. Para el poeta la desaparición total era no publicar su
obra.
Caminamos hasta el museo de Marina
Tsvetayeva, la poeta rebelde. En el segundo piso, a través de una escalera en
forma de caracol como la del sueño de Isac-así la consideraba la familia de la
poetisa- está el apartamento donde vivió desde 1914 hasta 1922 con su esposo.
Aquí se reunía con sus amigos escritores, pintores y filósofos. De quince
libros que publicó, 11 fueron escritos
en este lugar, donde según uno de sus poemas “huele a patria, a rocío/ a humo
eterno y a versos.” Desde aquí partió al exilio; y cuando regresó, en 1939, el
comunismo había cambiado las reglas del juego, y no pudo tener ni hogar estable
ni trabajo, porque era “una traidora a la patria”. La traición era haber vivido en países capitalistas como
Francia, y no entender completamente la revolución. El apartamento le encantó a
Tsvetayeva porque tiene forma de barco con claraboyas en el techo para la
entrada de luz y aire. La guía dice : “Durante la guerra civil, después de
1917, vendieron un piano para comprar harina. Así era la hambruna que padecía el país. . Algunos muebles
de madera fina fueron a parar a la chimenea para generar calor en invierno”.
Vamos viendo sus libros, sus manuscritos, un busto..La guía, prosigue con voz
que denota cariño y admiración por Tsvetayeva: “ A Marina Ivanovna no le dieron
tregua los del gobierno, la persiguieron, le mataron al esposo, de sus tres
hijos , al varón lo enviaron a un campo
de concentración. Una de las hijas también fue encarcelada, y la menor murió en
un orfanato de hambre. No tenían que
comer. Ella sólo recurría a sus versos.
Cuando no tenía papel escribía sobre las paredes. En la miseria y ante tanto
acoso se ahorcó en 1941…”.
Uno hace duros esfuerzos para no soltar una
lágrima y una palabrota para maldecir las ideologías…Salimos. La tarde ya está
oscura y siento mucho frío.
LUNES, 22 DE DICIEMBRE
8
grados bajo cero.
Anoche celebramos el cumpleaños de Alexei. Su
padre, Víctor, tocó y cantó con la guitarra.
Entre tragos y pasapalos, Víctor habla de literatura y se queja de que
ahora los jóvenes no leen como los del socialismo. Luego cita a Guerasimov, un crítico de arte, quien afirmaba que el
cine te coloca frente a los hechos, mientras que el libro te permite pensar más sobre esos hechos. Me echo un
trago por formalismo y me voy a la cama.
Hoy fuimos al Ashan, una tienda donde hay de
todo, pero nada ruso. En la URSS los comunistas negaban cualquier cosa de
origen extranjero. Ahora todo es al revés. Antes de salir observo por la
ventana como el viento sopla y arrastra la nieve hasta levantarla en remolinos.
Eso veo para recurrir al rito largo de colocarse el atuendo invernal: medias de
seda gruesas, calzoncillos largos, pantalón, franela, suéter, camisa, bufanda,
shapka, guantes y ánimo para lanzarse a la calle.
MARTES, 23 DE DICIEMBRE
6
grados bajo cero
Es casi la una de la madrugada y no puedo pegar
un ojo. Por las rendijas de las ventanas
se cuela el frío. Me asomo por el
balcón. Nuestras hallacas cuelgan congeladas “al abrigo de los vientos”.
Amanece con la primera nevada fuerte. El suelo esta cubierto por una capa
blanca de nieve. Unos hombres limpian los caminos con grandes palas y lanzan
puñados de arena con sal. Los zapatos sobre la nieve producen un sonido
peculiar. Nuestros maestros en el hospital nos recomendaban recordar ese ruido
a la hora de detectar con el fonendoscopio
una posible pleuresía. En la entrada del Metro hay muchas viejitas
pidiendo limosnas. Conozco una nueva palabra rusa: bomzh. En realidad son las
siglas para denominar a los indigentes y que puede traducirse como “sin un
lugar o vivienda determinada”.
En el socialismo había mucha ideología y
filosofía por la radio, la tv, la prensa escrita y hasta en vallas
publicitarias. Ahora hay mucha apología a las bondades del capitalismo, el
mercado libre, los negocios y las transacciones en dolares. Da la impresión que
los rusos tienen nostalgia por el zarismo: aparecieron instituciones zaristas
que fueron prohibidas durante el socialismo como los liceos y las tabernas. En
la tarde caminamos hasta el Museo de las Muñecas, fundado en 1996 con piezas
que arrancan desde el siglo XVII. . Recoge más de 6 mil muñecas de casi todos
los países del mundo, especialmente de Europa, las cuales están acompañadas con
otros juguetes como casitas, comedores y
vestidos. De regreso entramos al templo dedicado a los santos-médicos Cosme y
Damián en la calle Maroceika.. Estos médicos, de Asía Menor, vivieron en el
siglo III, y aquí en Rusia se les venera como los santos de los enfermos. El
primer templo, de 1547, era de madera y desapareció tras un incendio. El actual
fue construido en 1793. Aquí solía rezar Dostoyeski cuando visitaba a sus
familiares. Al lado vivió el gran poeta ruso Fet. Al salir de la iglesia
sentimos el frío más fuerte. Entramos a un cafetín para calentarnos, que aquí
se llaman shokolatnitzha. Su slogan es “nuestra filosofía es la dulzura de la
vida”. En la noche Lida nos ofrece un brandi usado para preparar tortas
borrachas. Nos cuenta un cuadro onírico que la persigue desde hace un tiempo:
sueña que es 1976 y está largo tiempo en una cola para comprar comestibles.
Ella cataloga ese sueño-ritornelo de pesadilla socialista porque ahora no hay
colas ni escasez de alimentos.
MIERCOLES, 24 DE DICIEMBRE
6
grados bajo cero.
Leo un comentario sobre el libro del
historiador Leonid Mlechin Yuri Andropov, la última esperanza del régimen.
Se refiere a la vida del hombre que gobernó a la URSS entre 1982 y 1984. Era
un político de línea dura formado en la
KGB .Era tan duro que no asistió al entierro de su primer
hijo, con quien tenía diferencias. Pero, como afirman algunos especialistas, la
personalidad tiene múltiples aristas: escribía versos de en vez en cuando. Sin
embargo lo que me llamó poderosamente la atención era su convicción de que un
gobierno socialista no podía mantenerse si existía libertad de expresión.
Mlechin afirma que esa tesis de Andropov quedó comprobada con la prestroika: en
cuanto Gorbachov permitió que la gente hablara libremente se derrumbó la Unión Soviética.
Ayer los periódicos reseñaron los 150 años
del nacimiento de Vladimir Ivanovich
Nemirovich-Danchenko, uno de los fundadores del teatro ruso. La sección
cultural del diario Izvestia escribe: “El gran director de teatro encontró
rápido la forma de dialogar, a diferencia de otros, con el casi siempre
criminal gobierno soviético”
Vamos
al mercado para comprar lo necesario y celebrar la navidad a la venezolana.
Pedazos de carnes, conejos, ovejos y
aves sacrificados cuelgan al aire libre,
cubiertos de nieve.
En la noche nos reunimos alrededor de una
mesa con hallacas, pernil, pan de jamón y ponche crema.
JUEVES, 25 DE DICIEMBRE
6
grados bajo cero.
Camino
por el bosque y llego hasta una pequeña iglesia. Una viejita me dice que es un
templo nuevo llamado de Santa Anastasia. Pregunto si es en honor a Anastasia
,la hija menor del último zar. No, responde, se trata de Anastasia la mártir
cristiana romana, la médico que murió en el 304 en manos de Diocleciano. Hay
otra Santa Anastasia, sigue la anciana, la que acompañó a San Pablo y fue
martirizada antes; pero esta casa de Dios es por la primera que le digo. Buena
aclaratoria Hay servicio. A diferencia de nuestros templos católicos, en los
ortodoxos las misas se celebran siempre de pie. No hay asientos, pues. Veo a
muchos ancianos, pero también hay muchachos y muchachas. La misa, siempre en
forma de cantos, no pasó de 25 minutos .El pope es un hombre joven con barba.
Viste una sotana blanca, sobre la cual lleva una capa dorada. Lee la Biblia , o mejor dicho la
canta, de espaldas al público, y se
voltea sólo para bendecir con el incienso, el cual repone de en vez en cuando
otro joven con sotana, pero sin barbas. Los presentes se persignan inclinando
el dorso con un ángulo que sobrepasa los 90 grados. El pope finalmente nos da
la cara y se despide con una bendición. Salgo y noto que de la espesura del bosque
camina un viejito de barba muy larga y blanquísima. Le acompañan dos perros que
se revuelven en la nieve, como los nuestros lo hacen en la arena. En la
tarde, Natalia, Natalí y yo vamos a una
excursión por la ciudad en bus. El guía nos muestra lo que considera
históricamente relevante: la iglesia donde rezó el general Kotuzov antes de
enfrentarse a Napoleón en 1812 y el monumento de Borodinó en honor a esa
victoria de los rusos sobre los franceses; la casa donde se organizó el vals
para celebrar la huida de Bonaparte; el Museo de la Gran Guerra Patria
(Segunda Guerra Mundial); la estatua de Lomonosov en la universidad que lleva
su nombre; los 14 kilómetros de la
avenida Lénin ; Gagarín lanzándose al espacio; y las casas lujosas de los
ricos. Ahora lo reconocen sin tapujas: hay ricos. ¡Tanto nadar para ahogarse en
la orilla!: la revolución comunista quiso eliminar las clases, pero no pudo en
70 años. Siempre existió una clase rica solapada (oficialmente todos eran
iguales), la llamada nomenklatura o comunistas puros. Puros corruptos
revolucionarios. El guía pide ver con
atención las construcciones y explica que ahora hay diferencias notables en las
viviendas de acuerdo a los gustos y posibilidades económicas. Ya no hay
argumento para otra Ironía del Destino, remata. Se refiere a la famosa película con
ese nombre del director Eldar Riazanov, el mismo de Moscú no cree en lágrimas.
El film en cuestión, un clásico navideño infaltable en la televisión rusa,
cuenta la historia de unos amigos que se reunieron el 31 de diciembre en un
baño de vapor moscovita. Uno de ellos debe viajar a su casa en Leningrado. En
la borrachera sientan en el avión a uno que se duerme, pero no a quien debe
volar. Al llegar a Leningrado el hombre despierta y le pide a un taxista que lo
lleve a la dirección tal. Busca su edificio, encuentra su apartamento y lo
abre. Pero allí vive una mujer a la que el moscovita considera una invasora.
Vienen muchas escenas de fino humor que terminan en la aclaratoria y en el
romance, por supuesto. Riazanov quiso criticar esa manera soviética de
planificación urbana de igualitarismo extremo: no sólo coincidían en distintas
ciudades los nombres de las calles y el aspecto de los complejos
arquitectónicos, sino también hasta los números las de las casas y sus respectivas llaves.
Terminamos el recorrido en la Plaza Roja , donde un
arbolito tiene por adorno cartas con los deseos para el próximo año. Nosotros
también colgamos los nuestros.
Hay
una fiesta con música y muchas figuras de cartón de príncipes, bagatires rusos y otros
personajes famosos para fotografiarse y destornillarse de la risa.
VIERNES, 26 DE DICIEMBRE
11
grados bajo cero.
La nieve sobre el suelo se ha convertido en
hielo muy duro y resbaladizo. Dos hombres hacen comentarios sobre mi chapka
(gorra grande que cubre la cabeza y parte de la cara)con ironía porque
consideran que no hace tanto frío. Allá ellos que están borrachos y son muy
osados (de la palabra oso) y salen con la cabeza descubierta. Yo también lo
hacía cuando era joven y me echaba unos tragos de vodka. En el Metro una valla publicitaria muy colorida contiene una
serie completa de matriozkas con la inscripción: “El amor a la patria empieza
por la familia. F. Bacon”. Un virtuoso toca el violín con un serrucho, y le
sale una música bella y triste. Un poco más allá, un hombre con tacones
danza a la española.
Vamos a la Plaza Roja , donde el
alcalde de Moscú, Luzhkov, inaugura oficialmente las fiestas de navidad y año
nuevo. Dijo, acompañado de Ded Moroz (San Nicolás) y Snigurochka (La Niña de las Nieves), que
la navidad es una maravilla
especialmente para los niños. (Antes, en el socialismo, era un invento
imperialista y no se celebraba). Luego encendió las luces de un árbol, adornado con muchos juguetes y
bombillas, colocado cerca del público. El árbol de navidad fue prohibido por
los bolcheviques, quienes lo catalogaron de vestigio religioso del capitalismo.
En 1935 algunos comunistas ucranianos convencieron a Stalin para que permitiera
su vuelta a las casa y en las calles. El árbol regreso para acompañar la fiesta
de año nuevo, pero sin la navidad, la cual volvió con la desaparición de la URSS.
Unos conjuntos infantiles animaron la velada
con cantos y bailes. En otro lado de la Plaza Roja están los dobles de Lénin y Stalin. Les pregunto por Breznev,
quien también se aparee de en vez en cuando, y contestan que no lo han visto
hoy. Tenía razón Marx, cuando corrigió a Hegel , quien dijo: “la historia se
repite”. El de Treveris agregó: “La primera vez la historia es en serio, la segunda sucede como parodia”.
Enrumbamos nuestros pasos hacia el Museo Chejov de Teatro. Allí se exponen las
vestimentas originales de muchas obras
teatrales usadas para el estreno, como Las Tres Hermanas, El Jardín de
los Cerezos y Los días de los Turbín, esa pieza de Bulgakov sobre el
enfrentamiento entre rojos y zaristas durante la revolución, y a la que Stalin
asistió más de cincuenta veces para recordar sus momentos gloriosos de
bolchevique triunfador.
Están también los sillones, desde donde
dirigieron sus representaciones Stanislavski y Nemorovich- Danchenko, los
innovadores del teatro ruso. Una de las joyas del museo es el baúl que usaba
Chejov para sus viajes, y que llevó incluso a la isla de Sajalín, donde realizó
una investigación médica.
SÁBADO, 27 DE DICIEMBRE
Ayer probamos un vino de cerezas y nos
acostamos en la madrugada. Los árboles amanecieron cubiertos de escarcha
brillante. Hay un sol muy luminoso, pero que no calienta. Camino hasta la librería
de la Iglesia
de Santa Anastasia y compro una
biografía espiritual de Gogol .En el 2009 se cumplirán 200 años del nacimiento
del escritor, y en cierto modo hay una gogolomanía : en muchas tiendas se
venden sus obras y los periódicos escriben sobre su vida. Natalia y Natalí
fueron a un centro comercial abarrotado de todo tipo de negocios y mercancías,
nunca vistas durante el socialismo.
Danil Granin, un escritor que fue no muy bien
visto por el poder soviético, dice: “Callar es la forma más cómoda de mentir y
de hacer buenas migas con la conciencia. Deja el pícaro derecho de
reservarse una opinión propia, y la
posibilidad de expresarla en algún momento; pero no ahora…”
Reviso Literaturnaia Gazieta, el periódico de
los escritores rusos. Fue fundado en 1830
por Alexander Pushkin, el padre de la literatura rusa. No se exactamente
hasta cuando se publicó; pero en 1929, Maxin Gorki, el creador del realismo
socialista, lo retomó. Noto en sus páginas mucha poesía; y esa poesía sigue
siendo rimada…
DOMINGO, 28 DE DICIEMBRE
10
Grados bajo cero.
Muy
temprano vamos al cementerio de Javanskoe para visitar la tumba de María
Estepanovna, la madre de Natalia. Compramos flores en número par de acuerdo a
la tradición rusa. En número impar es para obsequiar a los vivos. El paisaje es desolador. Las tumbas son cúmulos
de nieve. Algunos copos se mueven, de en
vez en cuando al soplo de los vientos, y desprenden estrellas que pasan a cubrir
los cuerpos de unos perros. Los canes sumergidos en sus lechos gélidos duermen
plácidamente. Natalí quita la nieve de la lápida de mármol con sus manos sin
guantes. Natalia, por supuesto, llora. Un poco más allá del cementerio hay una
iglesia dedicada a San Juan Bautista. En el centro, en una caja de madera
destapada, reposa el cadáver, extremadamente delgado, de una anciana. Unos
pocos familiares la acompañan.
Nos
trasladamos hasta la exposición permanente VDNJ, la cual representaba los
logros de la economía socialista. Todavía se llama así, pero fue convertida en
centro comercial con algunas muestras
museísticas que no tienen nada que ver con el socialismo. En la entrada aún se
conserva una estatua de Lénin. Visitamos el Museo de Cera de San Petersburgo.
En tamaño natural están las figuras de Pútin, Medvedev, Breznev, Pedro El
Grande, Leonardo, Nefertiti y hasta de
Hitler. Interesante: en Alemania un ciudadano destruyó el muñeco de Hitler por
considerarlo una afrenta a la humanidad , una inmoralidad. Sin embargo, aquí,
el país que pagó más caro las aventuras hitlerianas con millones de vidas, el
monigote del fuhrer se pasea de una
ciudad a otra como si nada. Desde el punto de vista médico me llaman la
atención algunos personajes con deformaciones congénitas: una mujer con cara de
cerdo, un hombre con dos cabezas, el hombre con un cuerno…
Continúa el concurso para seleccionar a un
personaje histórico con quien se identifique más la nación rusa. De varios
centenares han quedado unos pocos: Iván
El Terrible, Pedro El Grande, Catalina II, Alexander II, Lénin, Stalin, Suvorov
, Alexander Nevski, Stolipin, Mendeleyev , Pushkin y Dostoyeski.
LUNES, 29 DE DICIEMBRE
6
grados bajo cero.
Llamaron
de Venezuela: a Valia, hija de Katia, la operaron de apendicitis. Ayer se decidió el personaje que más
representa a Rusia: Alexander Nevski, príncipe ruso de la Edad Media que derrotó
a los suecos y a los caballeros teutónicos. La primera victoria la alcanzó
cerca del río Neva, y de allí lo de Nevski. Es un héroe casi mitológico. La
iglesia ortodoxa lo canonizó. Pero lo curioso es que Stalin ocupó el tercer
lugar. La periodista Elena Iampolskaia escribe un artículo sobre el asunto:
Bronce para Stalin, ¿Bien o mal? Dice que la gente que votó por Stalin lo hizo
porque no está de acuerdo con el orden liberal actual y quiere una Rusia
fuerte, poderosa interna e internacionalmente. Afirma que esos rusos
prostalinistas no se detuvieron en el lado moral cuando apoyaron al genocida ,
sino que prefirieron quedarse con el factor pragmático. La medalla de bronce
para Stalin, con pocos votos de diferencia del primero y el segundo, dice la
articulista, es una mala señal para Occidente, que puede asociar esa selección
como una muestra de las ambiciones imperialistas de Rusia.
En
la tarde vamos por alimentos. Caminamos a través del bosque. Regresamos en un
taxi pirata. El conductor afirma que
ahora hay todo tipo de mercancías en las tiendas. Hay más riqueza material,
pero más pobreza espiritual y menos
felicidad. Culpa a la guerra en
Afganistán por la caída de la
URSS. Critica a la
juventud actual que piensa que lo importante son las cosas materiales: “No
leen, no van al teatro, no escuchan música clásica. Todo eso explica que en la Rusia de ahora hay más
suicidios que en la socialista”, concluye.
En
la noche hacemos lo más natural: bebemos vodka.
MARTES, 30 DE DICIEMBRE
2
grados bajo cero.
Vamos a la calle Arbat. Un viejito solitario
toca el acordeón. Otro, con un parecido físico extraordinario con San Nicolás,
vende sus obras artesanales. No hay buhoneros como antes. Le pido a un pintor
que me haga un retrato. Debo estar sentado, pero como sopla un viento fuerte,
afirma que lo hará en cinco minutos. Serguei, así se llama el pintor, dice que
los buhoneros fueron expulsados por el alcalde, porque colocan el rostro del presidente en las
matrioshkas. Bromea, pienso. En realidad, creo, es una petición de los
comerciantes que tienen sus tiendas en el boulevard para evitar una competencia
con los que no pagan impuestos. Capitalismo, pues. Serguei prosigue: “Ahora me
siento más libre, cierto, hay menos
cultura, pero eso a mí no me importa. Me importa sólo mi trabajo”. Entramos a
una joyería para comprarle el regalo de 15 años a Natalí: un anillo con
diamante.
En Arbat veo pocos poetas. Antes los había
por montones recitando sus versos. Entramos en un restaurant chapado a la
antigua, el Rus. Tiene chimenea y sus mesas son acuarios. Sirven sólo comida
típica rusa. De regreso compramos un pino para colocarlo como arbolito
navideño.
Por
tv conversan sobre Plejanov, quien dijo que la revolución de los bolcheviques
era un error de la Historia
y vaticinó su fracaso. Aparece en la pantalla un cintillo con un letrero
interesante: “Son la diez de la noche.¿Están sus hijos en casa?”
MIERCOLES, 31 DE DICIEMBRE
Natalia
y yo vamos por lo necesario para cubrir la mesa de año nuevo. Natalí y Valia
adornan el arbolito. A las 10 de la noche partimos para la Plaza Roja. El paso es
limitado. Hay dos controles estrictos por lo del terrorismo. Las bebidas
alcohólicas son prohibidas. Recuerdo que durante el socialismo recibir el año
nuevo en la Plaza Roja
era una sola borrachera. Ded Moroz, el San Nicolás ruso, anima la velada que
transcurre con bailes típicos rusos. Ded Moroz habla hasta por lo codos. Debe
tener unos tragos demás. Luego en una pantalla gigante habla Medvedev, el
presidente. El reloj del Kremlin da las doce campanadas y todos gritan c
novin godon, feliz año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario